Esta semana el Parlamento aprobaba el proyecto de Ley Orgánica por la que se modifica la Ley Orgánica 10/1995, de 23 de noviembre, del Código Penal, es decir la anunciada reforma del Código Penal.
Bueno, más que el Parlamento, el Partido Popular con su rodillo de mayoría absoluta y con la votación en contra del resto de fuerzas políticas del arco parlamentario.
Una gran parte del mundo jurídico se ha mostrado abiertamente contrario a la reforma.
La abogacía la define como un Código Penal contra los derechos de los ciudadanos y 60 catedráticos de Derecho Penal han firmado un manifiesto contra la reforma del Código Penal, afirmando que bebe de las fuentes mas "reaccionarias y autoritarias del siglo XX y sustituye principios como el de culpabilidad por el de peligrosidad, lo que "pisotea" la dignidad humana. Denuncian además la enorme pobreza técnica y el uso de términos ambiguos que comprometen las exigencias básicas de legalidad penal.
La, a todas luces, injustificable e inconstitucional cadena perpetua eufemísticamente llamada "prisión permanente revisable", el aumento de penas que no tiene justificación alguna en la tasa de criminalidad española e incluso la arbitrariedad que se introduce a la que ya me referí en mi anterior post son algunas de las "perlas" de esta reforma.
Y no solo eso, la eliminación de las faltas conllevan una "privatización" que va a provocar que el ciudadano "cargue con el pago de tasas, costas y peritajes, lo que llevará en no pocas ocasiones a renunciar a reclamaciones para mayor beneficio de las compañías de seguros".
Si esto además lo ponemos en relación con la reforma de los baremos de indemnizaciones en casos de accidentes de tráfico que están preparando los Ministerios de Justicia y Economía, que en la práctica eliminan la indemnización de secuelas leves, principalmente las referidas a la columna vertebral y lo que se conoce como latigazo vertical nos da la medida de para quien legisla el partido del gobierno.
Los calificativos de la prensa no han sido menos contundentes. Ahí van unos cuantos titulares:
-La reforma del Código Penal o cómo gobernar a base de ideología (El Periódico)
-Arrecian las críticas contra la reforma del Código Penal porque recortará la libertad de expresión (El Mundo)
-El PP impone la cadena perpetua en el Código Penal ante el rechazo general (El País).
-Penalistas acusan al Gobierno de deslealtad democrática con sus reformas penales (La Vanguardia)
-Aprobada en España una reforma regresiva del Código Penal (Periodistas en español.com)
No me voy a entretener aquí en entrar a fondo en lo expuesto pues basta con leer los interesantes análisis realizados en el Manifiesto de los Catedráticos anteriormente mencionado y los muchos artículos publicados al respecto.
Lo que me parece grave es que una reforma del Código Penal como ésta se haga al final de una legislatura y sin un mínimo consenso entre los grupos políticos y el mundo jurídico y con una intención meramente electoral. En cambio ninguna prisa se ha dado el gobierno es trasponer al derecho español la Directiva comunitaria 2012/13//UE, sobre el derecho a la información de los encausados en procesos penales, lo que ha conllevado que la Comisión Europea haya iniciado un procedimiento de infracción contra España por excederse en el plazo de transposición que finalizaba el pasado 2 de junio de 2014.
Si la justicia penal no funciona es principalmente por la falta de medios y no por la legislación penal, una Justicia independiente y con medios como denuncia constantemente la Brigada Tuitera haría mucho más por la ciudadanía que reformas unilaterales y retrógradas como ésta.
Lo que es inconcebible es que esta semana haya asistido a un juicio por unos hechos acontecidos en el año 1999 y haya hecho alegaciones sobre una posible prescripción de un delito contra la propiedad industrial ocurrido en el año 1995. O que esta mañana haya ido al Juzgado de Guardia de una localidad a 30 km. de mi despacho y tenga que volver la semana que viene porque no tienen medios para grabarme en el mismo momento la declaración prestada por mi cliente, y ello a pesar que yo voy siempre con mi CD y mi pen-drive, pero ni con esas.
Esa es la primera reforma que necesitamos, construyamos de una vez la casa por los cimientos.
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